Muy cerca del dolmen de Dombate, está situado este castro, al que se le llama «Cibdá». Estuvo habitado entre los siglos VI A.C. y I A.C. y no hay indicios que hagan pensar que fuera romanizado.
Está muy bien conservado. Se puede ver el poblado con sus viviendas, y el cierre perimetral de la ciudad. En la zona fuera del muro, hacia la parte baja, encontramos una sauna y un horno para la fundición de metales. En otra zona hay dos construcciones cuadrangulares que serían los obradoiros del herrero y una cuadra.
Es de los cuatro castros de Galicia que tienen balneario. Para entrar había que hacerlo gateando por debajo de una piedra que se llama «piedra Formosa».
El castro tiene una característica que lo hace diferente al resto de los estudiados en la comunidad. Esta diferencia es que las viviendas son más grandes de lo normal. Se cree que en cada casa viviría una familia de aproximadamente 6 individuos. Otra diferencia, es que se supone que la entrada al hogar se hacía en una zona cercana a la cubierta, o directamente sobre ella.
Se encontraron restos de conchas de berberechos y de otro bivalvo ya extinguido (este era muy común en los castros gallegos cercanos a la costa).
De niño tengo escuchado a mi abuelo Perfecto Cundíns (oriundo de la zona), que había una cueva en la que nadie se adentraba. En una ocasión un paisano tuvo que entrar para sacar a un animal de su propiedad que se había introducido, y que le llamó la atención que las paredes de esta cueva eran muros construidos de piedra. Años después se hicieron excavaciones hasta convertir aquella cueva en lo que hoy en día podemos ver como un castro. Aquella cueva no era otra cosa que una de las calles de a «Cibda».